La armónica montaña
La Catedral de Granada, desde su fachada hasta los elementos que la componen, forman un conjunto perfectamente escogido que transmite sensación de armonía, como refleja el escritor y poeta granadino Antonio Enrique en su obra La montaña Armónica (1986). En ella, la catedral se convierte en el centro de una novela histórica tomando forma de un gigantesco cerebro que recoge las señas de identidad de cada una de las épocas históricas de la ciudad. Una auténtica montaña armónica fruto de un conjunto de proporciones en la que sus módulos parecen colocados a la perfección como las piezas de un rompecabezas sólido y robusto.
En la anterior entrada de este blog, se expusieron las distintas proporciones presentes en la fachada de la Catedral de Granada: un conjunto perfectamente escogido que transmite una exquisita sensación de armonía.
Esta misma sensación se refleja en el título de la primera novela del escritor y poeta granadino Antonio Enrique, La montaña Armónica (1986). En esta obra, la catedral de Granada se convierte en el centro de una novela histórica tomando forma de un gigantesco cerebro que recoge las señas de identidad de cada una de las épocas históricas de la ciudad.
Pero las proporciones de las que hemos hablado en la anterior entrada no solo pueden verse en la parte visible desde la Plaza de las Pasiegas. En las partes no visibles desde este punto, la inacabada torre izquierda y la parte derecha que descansa sobre la Iglesia del Sagrario, vemos una interpretación de las proporciones más destacadas utilizando una fotografía frontal analizada con Geogebra que aparece a continuación:
La armónica montaña.
La inacabada torre de la izquierda (color rojo) tiene una base de construcción formada por módulos cuadrados superpuestos en los que se encajan rectángulos √2 (color azul) en sentido horizontal. Entre la cornisa superior del segundo cuerpo y el tercero, aparece una apertura dada por dos rectángulos √2 y un cuadrado (color verde).
En la parte derecha de la catedral, sobre tres cuadrados apilados verticalmente, se levanta una columna formando un rectángulo 3×1 (color rojo). Sobre ella se alzan dos rectángulos √5 (color verde) que alcanzan a cubrir el ángel que corona la cúpula situada en esta parte de la catedral y que es perfectamente visible desde varios puntos de la ciudad.
A la derecha de esta fachada principal, se encuentra la Iglesia del Sagrario. Realizada con un estilo basado en las mismas proporciones, se alza sobre una portada cuadrada (color rojo) y módulos laterales de proporción √2 (color verde), sobre los que hay unos módulos horizontales que forman igualmente rectángulos √2 y cuadrados apilados de izquierda a derecha de manera apaisada (color azul).
En definitiva, como quiere recordar Antonio Enrique, la Catedral de Granada se alza como una auténtica montaña armónica: un conjunto de proporciones en la que sus módulos parecen colocados a la perfección como las piezas de un rompecabezas sólido y robusto.
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